martes, 3 de junio de 2008

Malditos moviles

ARTICULO DE ANGEL MARTIN DE ESTE MES

Hay gente que ha decidido que sus conversaciones por teléfono son tan interesantes que tienen que escucharlas todos los que están a su alrededor. Seguro que conocéis a más de uno así. Son los que se pasean por la oficina gritando y que, cuando los miras, te devuelven la mirada como diciendo: "¿Qué miras?, ¿no ves que esta conversación es privada?".Luego están los que tienen un móvil por cada compañía de telefonía que existe. Se supone que lo hacen para ahorrar. Si eres de Vodafone, te llaman con su teléfono Vodafone. Si eres Movistar, te llaman con Movistar. Si eres Orange, te llaman con Orange. Por cierto, se supone que decir el nombre de una compañía está mal porque es dar publicidad, pero me parecía muy gilipollas querer camuflarlo poniendo algo como "Vodavone". En fin, que lo de tener un móvil de cada compañía es algo que no consigo entender. Es como si alguien se comprar un coche por cada clase de gasolina. El que usa diésel, para distancias largas. El que usa gasolina, para distancias cortas. La moto, para los domingos, porque el aparcamiento está fatal...A veces echo de menos la vida sin móviles. Cuando yo era niño y sonaba el teléfono de casa aquello parecía una fiesta. La gente se daba de hostias por cogerlo. Además, como no había manera de saber quién era el que estaba llamando, si no lo cogías a tiempo te quedabas jodido todo el día esperando a que volviera a sonar, y cada vez que llamaba alguien, antes de colgar, tenías esta conversación: "Oye... ¿Tú has llamado antes?". "¿Antes, cuándo?". "Antes". "No." Una conversación que nunca he entendido. Sobre todo porque, si no has llamado antes, qué sentido tiene preguntar "¿antes, cuándo?". Dime "no" directamente.Ahora el teléfono de casa no suena. Ha pasado a convertirse en una especie de abuela que se queda en un rincón mirando lo que pasa. De hecho, casi siempre que suena el teléfono de casa es alguien que se ha equivocado de número. Exactamente igual que las abuelas. Si tienes una abuela muy mayor sabrás que el 80% de las veces que te llame lo hará por el nombre de tu primo. A mí, cuando suena el fijo de casa y es alguien diciendo que se ha equivocado, me gusta pensar que el que llamaba en realidad no era una persona, sino otro teléfono jugando a ser joven.Lo que me da más pena son las cabinas. Ahora siempre están vacías. Antes eran como la chica guapa del instituto: todos querían entrar ahí. Sin embargo, ahora, cuando paso junto a una, lo único que veo es a un tipo metiendo y sacando rápido los dedos de la ranura de devolución para ver si sale algo, y no puedo evitar pensar: "Sabía que, al final, la chica guapa acabaría siendo prostituta".Lo mejor del teléfono de casa es que si no lo cogías no pasaba nada. Ahora con los móviles la gente se preocupa antes. Conozco a gente que puede llegar a llamar 15 veces en tres minutos, y cuando devuelves la llamada lo primero que te dice es: "¡¡¿Por qué no lo coges?!! !!Me estaba preocupando!!" "He ido a mear" "¡¡¿Tanto rato para mear?!!". Aunque los teléfonos móviles han conseguido algo muy extraño. Al principio, cuando un amigo tuyo llegaba y te decía que se había comprado un móvil, lo mirabas y le decías: "¿Qué pasa?, ¿vas de guay o qué?". Si ahora le pides el teléfono a alguien y te dice que no tiene, lo miras y le dices: "¿Qué pasa?, ¿vas de guay o qué?". Aunque la gran ventaja que el teléfono de casa tiene sobre los móviles es... que nadie ha perdido nunca uno.

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